Una de nuestras primeras paradas fue el Mercat de St Josep o la Boquería. Es un sitio que todo amante del buen vivir debería visitar una vez en la vida. Frutas de todos los colores, jamones de todas los rincones de España y frutos del mar que están en los mostradores moviendo las patas al rítmo del murmullo propio de la hora del almuerzo.
(El Mercat, al ladito de la Rambla)
Estuvimos recorriendo el mercado un largo rato.
Supongo que es un buen lugar para conocer el espíritu de un pueblo: les aseguro que no es para nada parecido un mercado alemán que uno catalán. Los gritos de mostrador a mostrador lo indican; los pedidos en catalán y la gente hablando del universal tema del fútbol. "Guapo, ¿que quieres?". Eso, en Suiza no se consigue.
A la tercer palabra con la mesera, la pregunta se hizo ineludible. "¿De dónde sos?", dije. "De Buenos Aires", dijo. Marcela está hace un mes en Barcelona. Llegó como turista de vacaciones y decidió quedarse por un mes y medio. Ya llevaba en ese entonces tres meses corridos en tierras ibéricas, y por ahora no quiere irse. Dotada de "papeles", en 10 días consiguió trabajo, y Barcelona "la atrapó". Francamente, no puedo decir que me sorprenda en absoluto.
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